Los pájaros no cantan,
las luces se apagan,
y miles de lágrimas
resbalan por mi cara.
Las hojas de los árboles
no paran de caer,
y el disparo de un arma
retumba bajo mis pies.
Miles de cadáveres
yacen tumbados en la ciudad,
provocando gritos de niños
que a su vez no paran de llorar.
Empieza a llover,
entonces echo a correr,
cuando una bomba que explota
me hace retroceder.
Al amanecer,
la guerra finaliza,
bajo un manto de ceniza
que me paraliza.
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