Terrible pesadille parte 3

Aquella voz….
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Recuerdo cuando hace cinco años atrás , tras un día bastante duro en el instituto, volví a casa. Al entrar, mi madre me comentó que un amigo de mi padre se había venido a comer con nosotros, y de camino se quedaría toda la tarde para hacernos compañía.
Tras dejar la mochila en mi cuarto, me dirigí a la cocina donde se encontraban. Saludé a mi padre y a aquel extraño hombre. Rondaba los cuarenta años, era alto, gordo y feucho.
Las horas pasaban y cada segundo me sentía un poco agobiada e incómoda. Aquel señor, llamado Aleksey, no paraba de mirarme desde que mi padre me lo presentó.
Unas cuantas veces intenté escaparme, pero Alek se daba cuenta e inmediatamente me hacía alguna pregunta para evitar que eso sucediera.
Este hombre me daba muy mala espina. No me caía nada bien y me daba miedo.
Un escalofrío recorría mi cuerpo cada vez que sus ojos azules se clavaban en los míos. Es cierto que sus ojos eran hermosos, los más bonitos que jamás vi, pero cuando nuestras miradas se cruzaban, sentía muchísimo frío. Encima su voz me helaba la sangre. Era tan grave y tan terrorífica, que era imposible de olvidar.
Por fin, cuando dieron las ocho de la tarde, se fue.
Lo agradecí un montón. No sabía si aguantaría más estar a menos de dos metros de aquel espeluznante señor.
Al poco tiempo, me fui a la cama. Estaba reventada. Encima en educación física habíamos corrido durante media hora sin parar, y lo que quedaba de la hora, lo dedicamos a hacer flexiones. Jamás había hecho tanto ejercicio.
El día siguiente era sábado. Recuerdo que quedé con una amiga para hacer un trabajo de japonés que debíamos entregar el lunes.
Tras ponerme encima el chaquetón, salí de casa. El viento, como costumbre, me despeinó. Pero ya me daba igual.
Comencé a andar hacia la parada de autobús más cercana. Estuve andando durante cinco minutos, cuando de repente, comencé a sentirme incómoda. Tenía la impresión de que alguien me perseguía. Me giré y no vi a nadie detrás mía. Puede que me estuviese volviendo loca. Total, no le eché más importancia al asunto y seguí andando. Entonces fue cuando oí unos pasos detrás mía. Me detuve y los pasos cesaron. Continué andando y los pasos se volvían a oírse. Ahora sí que estaba segura. Una persona me estaba siguiendo.
Empezaba a tener mucho miedo. ¿Qué debía hacer ? Sin pensarlo, eché a correr. Pero la persona que me perseguía, para mi desgracia, también echó a correr. No pude evitarlo, y chillé del miedo que sentía por dentro. Jamás me había sentido tan insegura ni en peligro.
-Ashira.- escuché que alguien gritaba mi nombre.
Reconocí inmediatamente de quién era esa voz. No podía estar pasando. ¿Por que Aleksey me estaba persiguiendo ?
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Nunca imaginé que después de cinco años, Aleksey me volviera a encontrar.