lunes, 5 de marzo de 2012

Terrible pesadilla parte 11


En cuanto tuve el móvil en mis manos fui corriendo escaleras arriba e intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada. Así que bajé y le pedí las llaves a Alek, que me las dio sin ningún problema. Tan solo me pidió un par de cosas.
-Alina, no huyas de esta casa cuando subas a hablar, por favor. Y no le digas a la ambulancia lo que ha ocurrido. Yo no quería. Estaba totalmente cegado por la ira y celoso, y no era consciente de lo que hacía, hasta ahora.
Le prometí que no lo haría. Unos minutos más tarde, regresé y le devolví el móvil.
-Muchas gracias. La ambulancia está de camino, tardará unos diez o quince minutos.
-Está bien.
-Alek, ¿estás bien?-le pregunto un poco preocupada al ver su aspecto.
-Me encuentro fatal. Me arrepiento mucho de lo que he hecho.-unas tímidas lágrimas comenzaron a descender de sus ojos hasta que éstas caían en su camisa.- Soy un monstruo. Nunca debí haber mentido a tu madre, ni tampoco abandonarla a su suerte contigo siendo bebé. Fui demasiado cobarde. He pensado tantas veces en volver para verte crecer, pero cuando lo iba a hacer, vi a tu madre y a Gaétan besándose y esto me hirió bastante. Estuve años sufriendo, hasta que, hace poco, ya no lo soportaba más y exploté. Me di cuenta de cómo ansiaba poder abrazarte, cuidarte, escucharte, verte sonreír y todas esas cosas que un padre debe hacer.
-A ver…cuando te conocí por primera vez, ¿te quedaste tanto tiempo por mí?
-Sí. Cada minuto que pasaba junto a ti era valioso, era tiempo recuperado.
-¿Y por qué no me dijiste nada? ¿Por qué al día siguiente intentaste secuestrarme?
-Necesitaba tenerte a mi lado. Hace cinco años fue cuando el dolor y la ira me transformaron. Intenté llevar el plan hasta el final, pero fallé en la primera parte, que era llevarte junto a mí.
-Y la segunda…¿Era?
-Convencer a tu madre para que vieniese a vivir con nosotros.
-Pero cuando fracasaste, ¿por qué esperaste cinco años para volver a intentarlo?
-Porque tras haber fracasado me sentí impotente. Así que decidí esperar para intentarlo de nuevo. Entonces, a lo largo de esos cinco años estuve preparando este plan.
-¿Nunca pensaste en el daño que le harías a mi madre y a toda esa gente que encerraste sin motivo alguno?
-La verdad es que no. Pensé que era una buena forma de volver a teneros junto a mí.
-Y te has dado cuenta del daño causado cuando le has hecho daño a mi madre, ¿no?
-No. Me he dado cuenta de cómo he actúado y del daño que he hecho cuando…
Entonces el timbre de la puerta lo interrumpe. Subimos ambos lo más rápido posible y abrimos la puerta para dejar paso a los enfermeros que bajaban a toda velocidad de la ambulancia. Le indicamos dónde se encontraba mi madre. En menos de dos segundos, Alina se encontraba en una camilla en el interior de la ambulancia.
Una joven enfermera se dirigió hacia donde nos encontrábamos y nos preguntó si alguno de nosotros deseaba entrar en la ambulancia para quedarse al lado de Alina durante el trayecto. Pero había un problema. Solamente uno de nosotros podía, no los dos.
Al final acordamos en que lo mejor era que la acompañase yo, ya que era la única persona en la que ahora mismo tenía confianza absoluta y la que, sin duda, le daría fuerzas para continuar con vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario