lunes, 5 de marzo de 2012

Terrible pesadilla parte 15


Las puertas del ascensor se abren para indicarnos que ya hemos llegado a la planta solicitada.
Me dirijo hacia la UCI. Intento entrar, pero unos enfermeros no me dejan. La enfermera habla con ellos y le dejan pasar, pero a mí no.
Así que espero, pero tan solo cinco eternos minutos. Sale entonces un médico de unos cincuenta y pocos años, bajo, gordo y con pelo canoso.
-Ashira, ¿no?-pregunta.
-Sí, esa soy yo.
-Bien. Verás, ¿me acompañas a mi despacho?
-¿No puedo ver antes a mi madre?
-Todavía no, será mejor así.
-Está bien, vayamos a su despacho ahora mismo.
Una vez llegamos a la oficina, me indica que me siente en un sofá. Él se sienta a mi lado. Una vez nos sentamos, me mira fijamente durante unos segundos.
-Bueno Ashira. Esto es complicado. No sé por dónde empezar.
-Si quiere yo le ayudo. ¿Qué le parece si empieza por el principio? Seguro que así le resultará todo más fácil.
-Gracias por el consejo. –me dice sonriendo.
-Usted perdone las exigencias, pero ¿me va a decir ya aquello que me tiene que decir?
-Eh, sí, claro. Verás…ya han pasado las cuarenta y ocho horas que dejamos de margen para que el paciente reaccione.
-¿Y ha reaccionado?
-Esa es la cuestión. No ha ocurrido nada.
-Eso significa que…¿la vais a desconectar de las máquinas?
-Me temo que sí. No podemos hacer nada más.
-¿No le podéis dejar un día más de plazo? Seguro que reacciona, tiene que hacerlo…-pero no puedo continuar.
Aquellas palabras me destrozaron. Me había hecho a la idea de que aquello podía ocurrir, pero por mucho que te hagas a la idea, la realidad, que es dura, siempre te sorprende y te hunde. Quería llorar, pero no tenía más lágrimas que echar. Me quedo callada, sin decir palabra, sin proferir ningún sonido.
Tan solo espero a que su respuesta llegue…
-Lo siento Ashira, pero no es posible.
-¿Puedo verla al menos una última vez? Para poder despedirme de ella…por favor.
-Claro que sí podrás. Lo siento mucho, de verás.
Tras decir estas palabras, me da un abrazo, que agradezco, pues es lo que más falta me hacía en aquellos momentos. Sentirme querida por alguien, aunque por última vez se tratase.
¿Qué iba a hacer de ahora en adelante sola? Sin Gaétan, sin mi madre. Siento un gran vacío en mi interior. La mitad de mi vida ha muerto, y la otra se mantiene en vida con dificultad. ¿Tenía realmente sentido mi vida sin ellos? Desde luego que no.
-¿De verdad quieres verla por última vez?
-Sí. Y cuanto antes, mejor.
Una vez dicho esto, ambos nos levantamos al mismo tiempo y abandonamos el despacho. Una vez dentro de la UCI, la vi. Estaba peor que la última vez que la vi. Más blanca, pálida, si aquello era posible. Me acerqué a ella y le cogí de la mano.
El doctor se va, dejandonos privacidad, para aquel duro adiós.
Una vez a solas, comienzo a contarle una retahíla de cosas sin sentido y, a la vez, con sentido.
-Quería darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. Te has comportado siempre muy bien. Eres lo mejor que he tenido en la vida, el tesoro más apreciado, la joya más valiosa. Lo has sido todo, por eso, te has llevado una parte mía contigo. Tantas cosas quiero decirte, pero ninguna tendrá importancia ahora.-hago una pausa para respirar profundamente y relajarme-Te amo, y siempre lo haré, pues aunque no estés a mi lado para consolarme, hacerme reír, regañarme o simplemente ahuyentar mis mayores miedos, siempre permanecerás en mi corazón. Nunca olvides que te he amado como a nadie. Me duele mucho dejarte. Por mí permanecería junto a ti hasta que mi hora llegase.
Por arte de magia, unpar de lágrimas resbalan por mi cara.
-Puede parecerte ridículo, pero te estoy dibujando en mi mente, para jamás olvidar tu hermosa sonrisa, tus dulces y preciosos ojos que tanta confianza me inspiraban. Te estoy grabando a fuego para poder verte todas las noches antes de dormir. Quiero creer que aunque no puedas mantener contacto de ningún tipo conmigo, estarás aquí, para protegerme. Sé mi ángel de la guardia.
El doctor se asoma, para indicarme que ya es hora que abandone la habitación. Afirmo con la cabeza.
-Mamá…aunque me pese y me duela, tengo que despedirme de ti. A…ad…adiós querida Alina…hasta pronto.
Le doy un beso en la mejilla y me giro y empiezo a caminar hacia la puerta.
-A…shi…ra.
Sorprendida me giro, y la observo. Echo a correr a su lado. Había sido ella, estaba segura.
-Mamá…¿estás viva?
Pero no obtengo respuesta.
-Doctor, ¿le ha oído? Ha dicho mi nombre.
-Ashira, nadie ha dicho nada. Estás teniendo alucinaciones.
-Doctor, le juro que ha hablado y no ha sido para nada fruto de mi imaginación. Por favor, créame…y dejela un día más aquí. Se lo suplico…
-Ya lo hablamos y no hay posibilidad alguna. Me temo que tu madre no ha dicho nada. Ha sido todo una ilusión. Se debe a que no quieres aceptar que la otra persona se ha ido, entonces escucha su voz, pero, sin embargo, nada ha ocurrido. Suele pasar.
-Pero…doctor…esta vez es diferente…
Y me empiezo a ahogar con mi llanto. Siento que el aire me falta. Todo se vuelve negro.
Abro los ojos, y una inmensa claridad me inunda, dejándome ciega. No sé dónde me encuentro, ni si estoy en compañía o no. Tan solo me viene a la mente la última conversación que tuve con el doctor.
Siento un dolor agudo e insoportable que se apodera en mi corazón, reinando en mi cuerpo entero. El recuerdo de alguien que se ha ido es lo más doloroso que existe. Es incluso más doloroso que el saber que se ha ido.
Intento escuchar y entonces reconozco una voz. Una voz que me da escalofríos, que me hiela la sangre, que me da miedo. Pero lo que más me horroriza es aquello que dice.
-Alina…se ha ido.-me dice Alek.
Por el tono de voz, noto que está destrozado, como yo. Pero poco me importa. Seguramente en cuanto vuelva a cobrar el sentido al cien por cien, se marchará, dejandome sola a mi suerte, pues según él, Alina y yo somos como dos gotas de agua. O mejor dicho, eramos como dos gotas de agua. No creo que sería capaz de mirarme a la cara y no sentir dolor.
Cierro los ojos y me quedo dormida, teniendo una pesadilla. La pesadilla de mi vida,una pesadilla sobre lo ocurrido estos últimos días. Algo que jamás podré olvidar y que el tiempo no será capaz de borrar. Algo que cambió radicalmente mi vida.
FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario